En esta tercera entrega de las entrevistas a los pilotos mÃticos
de los rallyes de Cantabria, nos ha parecido oportuno entrevistar a DANIEL
SORDO, un piloto polifacético, que nunca ha competido con el afán
de coleccionar tÃtulos, sino con la premisa fundamental de dar
espectáculo a la afición. Aún asÃ, piloto
rápido donde los haya, que sólo ha tenido acceso a vehÃculos
realmente competitivos al final de su carrera automovilÃstica.
Nos dirigimos hacia el Karting La Roca en busca de Daniel y, en las oficinas
de la empresa que regenta, le hicimos la siguiente entrevista entre amigos,
encaminada, como siempre, a desvelar anécdotas y circunstancias
no conocidas por la mayor parte de los aficionados:
-Eduardo Lastra: Mis conocimientos de tu carrera como piloto no llegan
a los inicios. ¿De qué manera te iniciaste en esto de los
rallyes?. ¿Quién te contagió el gusanillo?
-Daniel Sordo: Mi padre tenÃa panaderÃa. En aquellos tiempos
tenÃa los Citroën 2 CV y cuando Ãbamos a la escuela,
lo tÃpico en el pueblo: los cinco o siete amigos muy amigos, que
estábamos todo el dÃa al lado de la panaderÃa, al
lado del taller de los coches y allà ya tenÃamos un ambientillo
muy bonito, con las bicicletas que preparábamos para pegar saltos;
las Velosolex, que quitábamos el motor y hacÃamos los cuadros
más gordos, los manillares tipo motocross.... Aquà ya empezábamos,
al lado de mi casa. HabÃa allà un santo, que es la Cruz
de los CaÃdos, una plataforma donde saltábamos, a ver quien
saltaba más, etc.. Yo tendrÃa nueve o diez años entonces.
Después, en el taller que tenÃa mi padre para arreglar los
coches, empezamos a fabricar una especie de karts con ruedas de los carros
del pan. Les soldábamos unos hierros y les hacÃamos tipo
a los triángulos. SubÃamos a la subida de San Roque y nos
tirábamos para abajo. HacÃamos nuestras competiciones y
de ahà vino el gusanillo de los coches y de las carreras.
En aquel tiempo ya empezábamos a buscarnos la vida: el coche del
vecino, el 124, el 4-4, el Gordini, que se lo comprábamos por 1500
o 2000 ptas., lo preparábamos en el taller de mi padre y salÃamos
al campo de fútbol donde habÃamos marcado un circuito de
autocross. Yo tendrÃa 14 años. Empecé con el tema
de autocross allÃ, con las furgonetas Citroën AK-400 que quitaba
mi padre de la panaderÃa, las quitábamos las cajas y ponÃamos
unas barras...aquà comenzó todo. Luego estuvimos una temporada
parados ya que tuvimos algunos percances: por ejemplo, yo con un 124,
derrapando tiré la esquina de una ermita, nos denunciaron y tuvimos
que parar. En este transcurso surgió para mi el gusanillo de las
motos; me compró mi padre una Puch de 50 y al año siguiente
una Cobra de 75, y empecé a correr en moto. Gané un trial
que hubo en Santander. Me metà a correr motocross; fuimos al circuito
de La Camocha en Gijón, etc. y estuve corriendo 3 o 4 años.
Lavando una moto tuve un accidente, me rompà la mano y no me quedó
bien. Me fallaba mucho la mano y lo tuve que dejar. Fue cuando me pasé
al mundo de los rallyes.
-E. L.: Mi primera imagen de Daniel Sordo es la de un chico melenudo sentado
sobre el techo de un Renault Gordini de autocross. ¿en qué
año empezaste a correr? ¿con qué coche?.
-Daniel Sordo: Fue justamente con ese coche. SerÃa el año
76-77. Era el "coche de las viudas" y se lo compramos a una
señora de aquÃ, de Treceño. Fue el primer coche que
hicimos de autocross. Le preparamos nosotros entero donde mi padre y salimos
a correr el primer autocross, que yo creo que fue ilegal y se hizo en
un pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme. Hubo bastante follón,
porque la gente no habÃa visto nunca esto. El coche era una pasada,
estaba muy bonito, sin las puertas de atrás y sin cristales. Llevaba
motor de R8.
Entonces empezamos a hacer nuestras carreras privadas con la gente de
Cabuérniga que también empezaban con el tema. Nos ibamos
al monte o a la cantera 6 o 7 chavales y allà nos pasábamos
los domingos o los dÃas estos de verano que eran tan largos. Era
bonito porque nos tenÃamos que apañar para ir a buscar al
vecino con el tractor para que viniera a remolcarnos o sacarnos de una
pista en la que nos habÃamos caido. Todo eso tenÃa un proceso
muy bonito que era el entretenimiento del dÃa a dÃa. Se
hacÃa con muy poco dinero; por eso era muy sano; era otra historia:
llenos de polvo después de hacer las carreras, nos Ãbamos
a bañar al rÃo; luego ibas a casa, cogÃas aquel bocadilluco
de chorizo y nos juntábamos todos a comer al lado de la Cruz de
los Caidos, a charlar y comentar las batallas...era otra historia.
Recuerdo una anécdota. Mi padre, que en paz descanse, y que era
un tipo acojonante, buenÃsima persona, tenÃa un Citroën
C8 familiar, nuevo. A mi lo que más me gustaba era que me mandara
a lavar el coche. Yo sacaba el coche del garaje de delante, lo metÃa
por detrás para lavarle y era lo que más me gustaba. Pero
un dÃa me encontré con un amigo que siempre estaba conmigo
y fuimos hasta los campos, donde tenÃamos el circuito. El coche
era nuevo y aquello era acojonante. Salimos despacio del pueblo, pasábamos
el parque y, cuando no nos veÃa nadie acelerábamos a tope
y al circuito. Aquello era impresionante hasta que en una curva a derecha
se cayó el coche de un lado; se rompió el muelle de la suspensión.
Aquel chaval que iba conmigo se echó a llorar: tu padre nos mata....y
yo acojonado. Marchamos para casa con el coche de lado. Lo levantamos
con un gato, estuvimos como tres horas y le metimos un palo de lado a
lado para dejarlo a la misma altura. Cuando cargaron el pan por la mañana,
al salir para repartir, en la primera curva, en la carretera general antigua,
el coche se cayó. El repartidor volvió andando y cuando
llegó donde mi padre le dijo: "Justo, yo creo que a algún
camión se le ha caÃdo una apea y se me ha metido debajo".
Nos salvamos por eso. Esas anécdotas son para no olvidar.
En autocross tuve el Gordini, un 2 CV muy bien preparado y hasta un 124
de aquellos de faros redondos. Luego compramos el fórmula, tambien
de autocross.
-E. L.: Las primeras carreras en las cuales yo te vi correr fueron allá
por 1983, con un prototipo, en autocross. Aquella temporada creo que ganaste
el campeonato de Cantabria en la clase B de más de 1150 cc.. Era
espectacular verte con aquel coche, con el que batiste los records de
varios circuitos (Requejada, etc.). ¿Qué nos puedes contar
de aquel prototipo, de tus experiencias con él y de tus luchas
con Pedro Llano, Fernando Crespo o Felipe González, entre otros?
-Daniel Sordo: Hay que valorar varias cosas, ya que estamos hablando de
muchos años atrás. Cuando yo dejo el Gordini y el 124 de
autocross, fabricamos un fórmula nosotros, que quizá fue
el primer fórmula de autocross que hubo, yo creo que en Cantabria
y en los alrededores. Fue apoteósico. Era de dos plazas, tipo buggy,
preparado, con el motor de un 850 spider coupé. Lo fabricamos entre
una persona que hoy está en el equipo, Cotelo, y yo. Es un señor,
que en aquellos tiempos tenÃa un taller, era un gran artesano y
que todavÃa hoy está con Dani. Ganamos con aquel coche en
Cabuérniga y a partir de entonces la gente empezó a fabricar
fórmulas, ya después de una plaza.
La experiencia aquella fue bonita. Ya me empezaron a conocer como un piloto
muy espectacular. Llegué y gané, creo que dos años,
el campeonato de Cantabria de Autocross. El coche no es que tuviera muchos
caballos; llevaba el motor del R5 Copa. En aquellos tiempos era una barbaridad
ver el motor de un Copa metido en un fórmula. Era un fórmula
muy bien compensado. Lo habÃa construido, en gran parte, un asturiano.
Nosotros le hicimos una serie de mejoras, le adaptamos cosas...iba muy
bien. Las luchas con Pedro Llano, Fernando Crespo, Felipe González,
etc. fueron muy bonitas.
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